El pasado mes de julio nos fuimos de fin de semana hasta Soria con la gente de Mendiak para conocer aquellas tierras. El amigo Cabrejano (covaloria.blogspot.com.es) nos tenia preparadas un par de rutas que sobre el papel pintaban muy bien. Una de ellas era una de esas rutas que tenia pendiente en mi lista de hay que hacer si o si, y que no era otra que recorrer el espectacular cañón del Rio Lobos.
El sábado a primera hora, con el típico frescor salvaje que hace en estas tierras hasta en verano, arrancamos por carretera hasta la entrada del cañón, donde nos esperaba el resto del pelotón con el organizador de la salida. Todos juntos y después de los saludos, besos y abrazos de rigor nos ponemos en marcha.
Nos adentramos en el cañón por la pista que lleva hasta el último de los parkings, desde donde nacen los senderos que nos llevan hasta la ermita de San Bartolo y una cueva que hay junto a ella.
Allí tras visitar el antiguo puente romano y algunos trepar con la bici hasta un mirador desde donde se podía ver todo el pueblo, nos acercamos hasta la plaza del pueblo para hacer un descanso y tomarnos unas cervecitas y cafés bajo un sol de justicia.
Iniciamos la vuelta por la pista que nace desde la antigua estación de tren de Hontoria y atravesando prados llegamos hasta unos pabellones cerca de San Leonardo, donde saldremos a la carretera unos cientos de metros para atravesar Arganda y volver a coger la pista que nos llevará hacia cerca de Casarejos, Allí cogeremos un divertido sendero junto al arroyo de Valderueda por el que descenderemos de nuevo hasta el cañón.
Ya de nuevo en él volvemos por los senderos por donde habíamos venido a la mañana, que a esta hora están repletos de gente y por los que hay que rodar con mucho cuidado. Poquito a poco llegamos de nuevo hasta el Bar-Restaurante desde donde habíamos partido a la mañana, finalizando para algunos la salida allí y donde arrasamos con todo lo que quedaba para comer por allí.
Ya de nuevo en él volvemos por los senderos por donde habíamos venido a la mañana, que a esta hora están repletos de gente y por los que hay que rodar con mucho cuidado. Poquito a poco llegamos de nuevo hasta el Bar-Restaurante desde donde habíamos partido a la mañana, finalizando para algunos la salida allí y donde arrasamos con todo lo que quedaba para comer por allí.
Tras el descanso algunos parten para sus casas, el resto volvemos hacia nuestro Hostal donde otros recogen sus cosas para cambiar de alojamiento esa noche. Mientras Vicente y yo, que nos nos movíamos de allí, dábamos buena cuenta de unas raciones de patatas al ajillo y cervezas fresquitas en la terraza junto al río.
Después de un poco de turismo visitando el castillo templario de Ucero y el pueblo de El Burgo de Osma, nos volvimos a cenar al Hostal y descansar que al día siguiente tocaba otra buena etapa.
Mola el reportaje. Eres un artista.
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