Un año más nos dimos cita en la marcha Bilbao-Bilbao, la clásica cicloturista de carretera que con salida y llegada en la capital, recorre un circuito de 115 km por los alrededores del gran Bilbao y Uribe-Costa.
Como este año no había entrenado mucho, decidí probar la experiencia de hacer el recorrido con una "flaca". A pesar de que es una marcha de carretera, siempre había utilizado mis mountain bike adaptadas con ruedas finas para hacerla. Así que saqué del trastero la bici de mi hermano, una Flanders de acero ultrapesada que llevaba más años sin ver el sol que el mismísimo Conde Drácula y tras tres días de adaptación con ella llegué a la conclusión de que uno aquello no frenaba una mierda y dos que ya estaba suficiente preparado para llegar dignamente hasta meta.
Y llegó el domingo, el día de la prueba, como nos venia adelantando el pronostico del tiempo el frío y el agua iban a ser nuestros fieles compañeros de viaje. Pero eso no nos amedrentó y allí nos juntamos los amigos Roberto, Pakito, Raul y yo para tomar la segunda salida a las 8.15. Tras 5 horas de paseo a 6º y un par de granizadas terminamos la prueba muy contentos y enteros.
Pero aquello no acabó allí, tras la recogida del recuerdo y cambiarnos nos fuimos hasta Berango, donde el resto de compañeros que no habían podido tomar la salida nos esperaban para comer y seguir con ese gran día festivo de la bicicleta.
Y hasta el año que viene que seguro que volveré, siendo ya la décima edición en la que participe...
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